Hoy me siento perdida en mis sueños y sólo me queda reciclar
los recuerdos que alguna vez me mantuvieron viva, camino sin rumbo por estas
calles que absorben cada lágrima que calcina mis entrañas, el cielo y las
estrellas lloran siendo los únicos testigos que acompañan el triste espectáculo
en el que estoy sumergida, a veces quiero perderme en la profundidad de la
noche, desvanecerme, palidecer y correr a tus brazos.
Quisiera encontrarte querida amiga, Soledad aquí estoy…ven
por mí y sácame de este laberinto tormentoso en el que me quise meter, libera
la carga de mi maleta con la que vine cargada de ilusiones, aunque cada día
pesan menos y mis esperanzas van envueltas con el fúnebre crespón negro de la
dama que me visita esporádicamente y quiere que responda a su llamado, quizá cuando el sol y la luna
celebren sus nupcias, no obstante seremos las invitadas de honor, bailando al
compás de la melodía en plena noche lóbrega y sombría, como el ocaso de
nuestras vidas.
¿En qué momento perdí la brújula de mi existencia? ¿Cuándo
perdimos nuestra esencia? Para caer en esta fosa que cada día me consume y me
agota, convirtiéndonos en dos completas desconocidas, dejando por la borda lo
que alguna vez nos mantuvo juntas, ese amor desenfrenado y apasionado que hacía
sucumbir nuestros sentidos y que hoy sólo puedo recurrir a este cliché “Fue un
placer habernos amado, besado. Fue un placer habernos roto el corazón…” Ojalá y
te des cuenta lo que dejaste aunque muchas veces no sepamos a dónde nos lleva
el destino, pero tarde o temprano tendremos que regresar, porque el río siempre
busca su cauce, su camino… aquellos que alguna vez le dieron vida.
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