Quisiera caer inerte
y sucumbir lentamente
como en un susurro,
sin gritos ni angustias,
ni lágrimas ni adioses…
simplemente morir,
revelar mi cuerpo
sumergido en inanición.
Mis labios y manos frías,
el rostro desencajado,
ojos nebulosos mirando la nada.
Mis sueños quebrantados,
trasgredidos, profanados…
A veces quisiera morirme,
para matar los demonios
que llevo dentro.