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viernes, 12 de noviembre de 2021

Sin decir adiós

 
Hoy siento la necesidad de conectar mis sentidos, mi dolor, con la hermosa acción que realizan mis manos al conectarse con mi mente. Hoy quiero gritar al mundo entero, al cielo, al universo hasta que llegue a oídos de mi madre lo mucho que la extraño. Extraño, tu voz, tu sonrisa y evoco esos hermosos momentos que compartíamos en familia, sé que desde el cielo nos observas y que con tus hermosas alas nos cubres y proteges, porque eso eres, en eso te convertiste; en un ángel que vive y amanece diariamente en nuestros corazones. Es allí donde cobras vida, con ese brillo estridente y resplandeciente que calma nuestro dolor. Cómo describir el dolor por la pérdida de una madre, es indescriptible no podría hacerlo, ni mi más sublimes fantasías podrían acercarse a ese dolor tan devastador que muchas personas han sentido y que lamentablemente sentirán. Cada día es inevitable darnos cuenta de todo el amor que por nosotros sentías, y es necesario gritarlo al cielo y al Olimpo lo mucho que te amo, que vives en mi corazón, que vives en cada parte de mi ser, que brotas en cada poro y nos embriagas de ese amor eterno; de ese amor de madre. Nos dejaste y nos sentimos perdidos, han transcurrido casi tres años desde que partiste y aún tratamos de reconstruirnos, aunque a veces pienso que ese día nunca llegará. Solo nos queda el consuelo que descansas en un lugar apacible, hermoso, en el nirvana del Edén. Desde aquella fría madrugada preparabas tus alitas para ascender a lo más alto, me quedo con esas sensaciones que traspasan cualquier lógica humana, pero no importa si es así cómo te puedo sentir un poco más cerca. Es inevitable recordar ese último abrazo, quién iba a imaginar que sería el último, pero que definitivamente fue especial, ese día lo sentí, lo viví; sin embargo, después pude entender y comprender que era tu despedida. Hay tantas cosas que recién entendemos, te despediste y no nos dimos cuenta. Perdón mamita si algunas veces te llamo con tal fuerza, que el eco de mi almohada rompe los cristales del firmamento con mi llanto ahogado de dolor, sé que nuestros corazones se escuchan, perdón por traerte aquí, cuando ya gozas de la paz eterna. Solo que a veces siento la necesidad de despedirme. No hay día que amanezca y no estés en mis pensamientos, te saludo, te hablo, te abrazo con el alma y es lo más reconfortante que puedo hacer por mí para continuar mi día y no derrumbarme. Te confieso que tenía un pánico enorme de que algunos de tus hijos pudieran partir antes que tú, me daba terror, porque te conocemos; por lo tanto sabríamos que hubiese llegado tu hora suprema. Es ir contra la naturaleza, que los padres despidan a sus hijos, no puedo ni siquiera concebirlo; sin embargo, cómo imaginar todo lo que sintió y sigue sintiendo la abu. Desde que partiste no lo ha podido superar y lamentablemente creo que partirá a tu encuentro con esa aflicción. Hoy ya no le tengo miedo a la Catrina, la espero, porque sé que en algún momento me llevará a tu lado. La vida nos jugó una mala jugada, nos faltó tiempo, el destino fue muy cruel; no obstante, hoy puedo decir que así cómo partiste fuiste bendecida y que los tiempos de Dios son perfectos. Nada que reprocharte Señor. Sino agradecerte por tocarme cada mañana al despertar. Cada noche mamita linda, cierro mis ojos pensándote con la ilusión de verte en mis sueños y poder abrazarnos como la última vez, que te fuiste para no volver.

martes, 13 de noviembre de 2018

Ven y cuéntame la verdad!


Algunas veces las personas mentimos con tal facilidad que se nos hace costumbre engañar a la persona que amamos, mirarla a los ojos y decir que todo está bien. Hoy se acabó –pensé–.
Ese inicio de año fue muy movido para Alexssa, tuvo que mudarse a otra ciudad para culminar sus estudios de doctorado. Mientras;en Tacna, el libre albedrío reinaba en todo mi ser. Si bien es cierto, habíamos caído en una especie de monotonía, de cansancio, la relación estaba resquebrajada, pero ambas aún nos amábamos, al menos eso pensaba. Esa tarde después de salir de la oficina, había pactado un encuentro casual con Daniela, recién la conocería en persona.
Llegué al restaurant y clavé mi mirada sobre ella, tanto así que la puso muy nerviosa, a pesar de la madurez que tenía, podía ver cómo me iba haciendo más imponente, su nerviosismo aumentaba mi seguridad y verbosidad, empecé a tener el control de la situación, lo cual me hacía sentir que mi presa ya estaba vencida, pensaba en saborear sus labios, recorrer su cuerpo palmo a palmo, pensé en la experiencia que tendría, en lo que juntas podríamos hacer en la alcoba, mientras me hablaba analizaba y apreciaba cada  milímetro de su rostro, en la suavidad que sentí al saludarla, imaginaba teniéndola sobre mí, sobre mi piel ardiente de deseo dormido.
Así hubo muchos encuentros, ambas sabíamos que teníamos pareja, con nuestras relaciones dañadas, heridas, o eso era lo que queríamos decir, pero sobre aviso no hay engaño. Ambas conocíamos perfectamente nuestra situación, ambas buscábamos algo que nos mantuviera viva, que nos saque del letargo en el que estábamos sumergidas. Aquella noche pactamos encontrarnos en su departamento, pensaba que había esperado lo suficiente y que mi cuerpo ya quería dar rienda suelta a lo que tanto había imaginado. Escogí con mucho cuidado el atuendo que llevaría. Algo que muestre la sensualidad de mis piernas y que con un cruce de ellas caiga rendida a mis pies, una blusa y brazier de gasa blanca transparente, que dejara ver delicada y sutilmente mis pezones. Me encantaba saber que tenía el control de la situación, me hacía sentir omnipotente y enaltecía notablemente mi narcisismo.
Aquella noche no fue muy diferente a nuestras pláticas, pero sí lo fue cuando acabamos la botella de vino, la veía más desinhibida, más coqueta, más sensual. Se abalanzó sobre mí y me besó con un hambre voraz, dejé que llevara la situación, que se sintiera segura; sin embargo, me intrigaba todo lo que podría hacer en la cama, era muy indispensable que tome el control y deje fluir sus deseos mejor guardados. Fuimos fuego, parecía que no habíamos tenido encuentros sexuales en mucho tiempo, ambas teníamos hambre voraz de sexo, pero cada vez nuestro performance fue acomodándose y nuestros cuerpos comenzaron acoplarse, nos convertimos en las mejores amantes, respetando nuestros tiempos y espacios. Una noche después de haber tenido sexo hasta el amanecer, nos quedamos dormidas. Sonó el timbre y me di cuenta que era ella, su pareja. Estaban hablando no alcanzaba a dilucidar lo que decían, pero la sensación alimentaba mi morbo, mi éxtasis, mis sexo empezaba a humedecerse, cuando Dani ingresa a la habitación completamente pálida, la besé con mucha pasión y nuevamente caímos en nuestra lujuria, nada importaba, sólo dejábamos fluir nuestros instintos, hubieron unos orgasmos magistrales, era imposible contarlos, la noche anterior quedó corta, fue una y otra vez hasta que caíamos exhaustas, pero no nos tomaba mucho tiempo recuperarnos y continuar…
Así transcurrió el tiempo y sin darnos cuenta había transcurrido un año de ser las amantes perfectas, con el mejor sexo. Quizá eso era lo que nos mantenía juntas.
Los continuos viajes de Alexssa nos mantenían distantes, pero ya hace unos meses su permanencia era constante. Empezó a darse cuenta que algo no andaba bien, sospechaba, notaba que revisaba mi celular, buscaba algo pero no encontraba nada. Todas mis malas acciones estaban bajo control. Si antes la relación ya estaba resquebrajada, creo que a estas alturas estaba completamente rota, pero no me atrevía a terminar, mi egoísmo no me permitía cortar completamente, no quería que otra persona llegue a conocer mis defectos y manías como sólo ella las conocía.
Tenía muchísimo miedo a empezar de cero, a formalizar una relación. Estaba claro que Alexssa era la amiga perfecta, la quería, la amaba pero de una manera más fraternal, el amor, la pasión era algo que no existía en nuestra relación y aún así ambas nos conformábamos en cuidarnos y a mantenernos juntas.
Después de mucho pensar y meditar, pensé que era el momento preciso de hablar, que lo que me unía a Daniela era otra cosa y no amor. Ambas lo comprendimos y decidimos terminar nuestra relación clandestina.
A estas alturas de mi vida, debo confesarles que fue el peor error que pude cometer. Me había convertido en una persona frívola, calculadora, cínica y muy egocéntrica. Le confesé todo lo que había hecho a Alexssa y me fui a radicar a otro estado.  Ella decía que aún me amaba, pero se cansó de esperarme y también creo que su amor por mí, estaba dormido o quizá muerto. Después de nuestra ruptura no pasó mucho tiempo e inició una nueva relación, no voy a juzgarla, pero confieso que la extraño y mucho. Algunas veces me la he encontrado por azahares del destino y cuando la veo, siento tanta alegría y recuerdo en facción de segundos todo el tiempo que pasamos juntas, todo lo hermoso que vivimos. Viven en mí los más hermosos recuerdos. Sin embargo, cuando la veo a los ojos ya no me veo en ellos, siento que soy un ser completamente extraño a quien saluda por compromiso y que si pudiera me evitaría.
Han transcurrido algunos años desde nuestra ruptura y aprendemos de nuestros errores, desde que te confesé la verdad, no he vuelto a ser esa persona egoísta y cínica. Cambié, reí, lloré, mejoré y desde aquel día me prometí que jamás volvería a engañar a la persona que amo con tal descaro. Sé que nunca leerás estas líneas, pero aprendí mucho de ti, soy tu esencia, tu creación y espero tener la oportunidad de pedirte perdón y que a pesar de los años aún me pesa tu ausencia.





domingo, 19 de marzo de 2017

A ti que eres mi inspiración

Amor, te escribo estas líneas porque por fin puedo conectar mi alma con mis versos. Hoy quiero decirte lo que hace mucho tiempo tengo guardado, este amor que quema y calcina  cada hebra de mi piel. En estos versos quiero contarte lo que guardo, pero me pierdo en tu mirada… Es inevitable recorrerte entera, desnudarte el alma y hacerle el amor a tu esencia, a tu aroma, a tus sentidos.
Mis labios se pierden en los tuyos, mientras me envuelvo en tu sonrisa y me clavo en tu mirada, es allí donde quiero perennizarme eternamente.
Amor mío, hoy debo confesar que soy la mujer más feliz del mundo, porque a tu lado es estar en el paraíso, ese paraíso virgen, antes que lo habitara Lilith. A tu lado tengo el mundo entero, fue tu amor lo que me hizo soñar y sanar lentamente mis cicatrices, es tu amor quien da latidos a mi corazón y me vuelve a la vida. Cariño, hoy le grito al mundo entero que me haces inmensamente feliz, porque aceptas mis costumbres y manías, que es tu mirada angelical llena de amor quien  seduce y cautiva a mis demonios más rebeldes e inquietos, porque cada vez que me besas, haces de mi infierno un lugar ideal, mi lugar favorito.
Es tu sonrisa tan cautivadora la que hace perderme en tus labios, es  tu esencia y la pureza de tu alma la que hace extraviarme en tu mirada, queriendo estar eternamente a tu lado hasta el ocaso de nuestras vidas. Hoy que he probado y me he deleitado de todos tus sabores no quiero dejarte nunca, hoy te has convertido en el halo resplandeciente de esta mañana soleada. Eres la mujer que le da color a mis días, que le da sabor a mis labios, a mi piel, a mi sexo.

Te amo con una intensidad que no es conocida terrenalmente y prometo hacerte vivir el mejor de los amores, porque yo no sólo amo con el cuerpo y la mente, sino con todos mis sentidos y mis versos que nunca me abandonan. Sí ellos, los que me hacen un ser genuinamente sensible y vulnerable; por lo tanto, te haré vivir la experiencia más sublime e intensa, vivirás un amor diferente, de aquellos que sólo pasan una sola vez en la vida, y con ello habré tatuado mi nombre en cada poro de tu piel, en cada orgasmo de tu vida, porque tendrás el privilegio que te haya besado el alma, porque la piel, te la puede besar cualquiera. Te amo.

Hoy me encuentro perdida en mis pensamientos, en ese mar inmenso que de alguna manera me lleva a ti, a recordar los mejores momentos que vivimos. Tus recuerdos me consumen el alma y debo confesar amargamente que es lo que desearía decirte, porque estoy soñando despierta, soñando con ese amor que ansío desesperadamente, soñando con que esa silueta que avizoro tenga rostro y nombre propio.

martes, 6 de diciembre de 2016

Chicas sorry!

Chicas disculpen sino salen algunos comentarios, por error en vez de publicar los eliminé. Sorry por el descuido pero fue culpa de mi sueñito :( Les agradecería inmensamente si volvieran a escribir. Besos

jueves, 3 de diciembre de 2015

Los milagros sí existen!!!



Hola, quiero compartir con ustedes una historia muy sensible y hermosa de una figura pública en Perú, sé que la apreciarán. Estoy convencida que llegará a muchas personas por la innumerables visitas que recibo y que es digna de leer. (Tomado del blog base4).

Esto es como una maratón. Es una carrera de largo aliento y se tienen que superar muchas vallas. Primero necesitamos un óvulo apto, luego un espermatozoide fuerte, luego que el embrión sobreviva, luego hacemos la transferencia y esperamos que pegue en el útero, luego que el bebé se prenda bien y anide y así… valla tras valla. Si estás dispuesta a correr esta maratón con fe y serenidad podemos intentarlo.
Frases más, frases menos. Esto es lo que nos dijo el doctor Ernesto Escudero en su consultorio, casi sin titubear. Sucedió hace cinco años y medio. Me dijo que por mi edad estaba un poco tarde para intentar ser mamá, pero que siempre había posibilidades y que lo más importante eran mis ganas, mi fe, mi ilusión. Habíamos intentado con mucho amor y frecuencia, pero no lograba quedar embarazada. De pronto sospeché que algo malo podía estar sucediendo en mi cuerpo. Comencé a indagar y un buen día la talentosa diseñadora Fátima Arrieta me contó que el doctor Escudero experto en fertilidad era un médico milagroso. Anoté su número y manejé a la clínica Montesur. Así lo conocí.
Así supimos que jamás podría tener hijos por vía natural porque tenía las trompas obstruidas. Así experimenté lo que toda mujer que quiere maternar siente cuando le dicen que no puede hacerlo sin ayuda: cuando la palabra estéril se tatúa en el alma no se puede respirar. Es como si todo el mundo girara a velocidad centrífuga y solo intentaras no caer. Cada día te preguntas en qué momento se obstruyeron, por qué te pasó eso a ti. Me costó levantarme, pero aprendí que hay métodos para poder ser mamá. Mi doctor siempre lo dice: no existen imposibles cuando uno quiere; solo debes luchar y confiar y nunca darte por vencida a pesar de que es una larga maratón y todo el camino es cuesta arriba. Y lo más importante él estaba conmigo, él me apoyaba, él quería que yo maternara.
Durante años soporté las mismas preguntas indiscretas de siempre. Familiares, amigos y desconocidos, todos lanzando las mismas preguntas: ¿por qué no tienes hijos? Seguro no has tenido ganas, ¿no? ¿Por qué trabajas tanto si no tienes hijos que mantener? ¿Por qué no quieres ser mamá? Nunca terminé de contestar con solidez porque nunca entendí cómo así alguien podía juzgar a una mujer por no ser madre. Recuerdo incluso a una productora que en un arranque de rabia no controlada me dijo que yo no era completa porque no había parido. La gente es cruel, ¡claro que es cruel! Un día decidí dejar de hablar de mis planes maternales para no escuchar más preguntas bobas; pero nunca en estos años dejé de confiar en que sí podría anidar. Un milagro, es lo único que le pedía a Dios.
Recuerdo bien esa mañana en el consultorio. Escuché al doctor Escudero con el corazón hecho pasa, pero decidí correr la maratón de los tratamientos que me proponía sin perder tiempo (ni óvulos), cogí varios litros de perseverancia y comencé a correr. Juro que el proceso puede llegar a ser bastante devastador por los fracasos. Te aspiran óvulos y pocos están perfectos. Intentas otra vez, logras que el embrión comience a tener vida pero cuando te lo transfieren no prende. Intentas otra vez y no prende. Intentas y tu útero está en perfecto estado y muy dispuesto, pero algo pasa y no te embarazas. Hasta que un día lo logras, te dicen que sí, que estás embarazada; pero rayos, el embarazo es ectópico y no puedes continuar. A mí me ha sucedido todo esto y he llorado a solas porque uno se cansa de contar las batallas. Intentas y solo el doctor sabe de tu lucha, de tu amor, de tu fe. Intentas y sigues cumpliendo años y sigues pensando en tu reloj biológico y en que pronto ya no podrás. Intentas y en el camino la adopción también aparece como una ruta, pero ay de ti si eres soltera. Intentas nomás.
Este 2015 cumplí 46 años. Habían pasado más de cinco años desde que comencé a intentar ser mamá con asistencia médica. Repasaba. Mi amor se había ido para siempre de este mundo, pero me había dejado su fuerza, su apoyo, su lucha, su luz, su energía. Tú serás mamá, eso siempre me decía. Había pasado por varios intentos y estaba cansada, toda mi alma, todo mi cuerpo. Seguía en la maratón, pero confieso que estaba agotada. Ni mis amigos ni mi familia preguntaban ya por mi sueño maternal. Era mejor. Creo que pensaban que había tirado la toalla. Hasta que llegó el mes de julio con una propuesta perfecta. Un viaje milagroso y maravilloso. Israel, Tierra Santa. Fiestas Patrias. Viajé. En plena aventura sabía que tenía que colocarme una inyección para intentar otra vez ser mamá. Lo hice, una amiga periodista me ayudó. Se llama Paola Pejovés. Creo que no entendió bien por qué y para qué necesitaba inyectarme, pero fue muy discreta y no hizo más preguntas. Yo solo le dije que no era nada malo, que me ayudara por favor, que era el primer escalón de otro intento. Recé mucho antes del pinchazo y todavía recuerdo su abrazo lleno de fe. Esa noche le agradecí tanto a Dios. Recé por Paola, recé mucho por mí.
En Israel me entregué a Dios y hablé horas interminables con la Virgen, le conté todo lo que pensaba, lo que sentía, lo que había pasado en mi vida (aunque creo que no era necesario porque ella sabe todo). Hice toda la peregrinación que una mujer que no puede tener hijos hace buscando un milagro. Visité todas sus iglesias, tomé el polvo de la gruta de la leche en Belén, llegué a Ein Kerem donde está la iglesia de la Visitación, donde Isabel recibió la visita de su prima María, Isabel, sí, la prima viejita como yo que quedó embarazada. Me abandoné en Dios. Eso creo. Abrí mis canales de la fe al diez mil por ciento y me dije otra vez que todo saldría bien. Lloré como nunca he llorado en las iglesias. Caía de rodillas. Exhausta. Recuerdo mucho a Rocío Gonzales, una peruana que conocí de pura casualidad y que me preguntó sin anestesia qué milagro le pedía a la Virgen y porqué lloraba tanto mientras rezaba. Le contesté que quería ser mamá, nada más, que era lo único que pedía en esta vida. Rocío rezó mucho conmigo. La Virgen me abrazó mucho, eso sentí en Israel: Amor, mucho amor; mucha paz en mi corazón. Iba a volver a intentarlo y solo depende de Dios, eso me dije. Que se haga su voluntad y no la mía.
Así regresé. Con ganas de seguir corriendo, perseverante y recargada de fe.
El 28 de agosto asistí tranquila al procedimiento. Le pedí a mi doctor milagroso que esta vez me transfiriera dos embriones y no uno como las veces anteriores. Aceptó (imagino compadecido de mi lucha). ¿Y si prenden los dos? Me dijo preocupado, mira que ya eres una mujer mayor. Si prenden los dos los cuidaré toda mi vida y serán un milagro de la Virgen, le contesté feliz. Ingresé a la sala con mi rosario que me había acompañado en Jerusalen, me concentré mucho y al término del procedimiento hubo un fuerte temblor en Lima; no tienen idea cómo sonreí feliz. No podía moverme mientras la tierra temblaba y seguía con las piernas arriba, pero sonreía mientras el doctor Escudero decía que era la primera vez que le pasaba. Sentí que era una señal del cielo, Dios me había ayudado y los dos bebitos se iban a quedar en mi nido de amor.
El 9 de setiembre Laboratorios Roe me hizo la mujer más feliz de este planeta. La cifra era alta, muy alta, estaba embarazadísima. El doctor Escudero cauto y sereno como siempre me dijo que teníamos que esperar más días para saber si eran los dos, que no podía decirlo con esa cifra. Son dos, le dije segura, han prendido los dos. Tranquila, me contestó; por lo menos estamos segura que uno de todas maneras ha prendido. Media hora después recibía un mensaje de la asistente de quien entonces era mi jefa en América TV. Me pedía si o sí ir al canal de urgencia. Estoy en un chequeo médico, le contesté. No importa, Clara te esperará, fue la respuesta de Paola Murakami. Manejé feliz al canal. Llamé a mi hermana que vive en Canadá. Reía tanto, lloraba de felicidad. Estoy embarazada!!!! Lo logré!!!! Mi amor había tenido tanta razón!!!, yo iba a lograrlo!!!
Llegué al canal y comenzó una de las pesadillas más feroces de mi historia. El mismo día que recibí la noticia más feliz de mis 46 años recibí también el trago más amargo de mi vida profesional. Me acusaban de cosas sin sentido, me enlodaban sin asco y sin misericordia, y no importaba mi defensa; los oídos estaban tapados de manera conveniente. El gobierno de Heredia (perdón de Humala) triunfaba coludido con periodistas que en los días siguientes no cruzaban fuentes ni querían escuchar más información. Yo no había hecho nada malo, pero era demolida como si fuera una delincuente. No podía respirar. Acepté que había pagado a una fuente por información con mi propio dinero y que eso jamás constituye delito, pero mi palabra era menos que nada. Me acusaban de cosas asquerosas, irrepetibles. En esa oficina y en todos los días siguientes a mi lapidación pública estuve muy mareada y recuerdo que solo cogía mi vientre. Hablé mucho con mis bebitos mientras escuchaba sandeces. Quédense por favor, era lo único que les pedía. Mamá los va a cuidar. Eso les digo todos los días: yo los voy a cuidar.
Nunca conté de mi embarazo en esos días difamatorios. ¿Para qué? No quería usar mi maternidad para conseguir compasión de gente con mala entraña. Cuando me alejé del canal, recordé a mi amado Joaquín quien murió por un disparo de nieve en el corazón, de todo lo que me decía cuando veía nubes negras: “Lo que sucede conviene”. De un plumazo había perdido mis tres trabajos, pero la noticia de que estaba embarazada podía más que cualquier duelo laboral. Dijeron de todo y me contaron cosas que no leí; pero yo solo me concentré en el mensaje de mi doctor que en medio de la náusea levantó la voz: cuida a los bebes, por favor aíslate. Ese fue su mandato y lo cumplí: Me aislé.
La única verdad de todo este tiempo en el que estuve muy callada es que dancé con lobos políticos y con supuestos colegas que dijeron cualquier cosa sin escucharme, la única verdad es que busqué proteger a mis bebes. Nunca tuve un caso abierto ni en el Perú ni en Bolivia. Nunca hice nada malo y lo puedo gritar con la frente en alto. Me presenté a la fiscalía voluntariamente, conté todo lo que debía contar y recé todos los días (lo sigo haciendo) para proteger mi vientre. Hoy sé que mis bebitos están bendecidos y que son muy poderosos. Los dos se quedaron. Los dos laten muy fuerte. Hoy mi única responsabilidad es maternar con amor y fe, protegerlos, ayudarlos a crecer. Ya cumplí 16 semanas y confieso que solo le agradezco a Dios porque me ha dado más fuerzas. Los milagros existen si eres perseverante. Si quieres ser mamá lucha hasta el último ovulito y nunca tires la toalla. La fe no solo mueve montañas, te ayuda a anidar.
No sé qué pasará mañana con mi vida de periodista. He conversado con varios directores de medios, agradezco algunas propuestas y que me hayan querido escuchar. Los periodistas que han visto los papeles que tengo saben que debo seguir investigando, pero comprenden que hoy mi prioridad son mis hijos porque no soy joven y debo cuidarme. Guardo mucho reposo por mandato médico y sé que el amor me sostiene. El amor protege, el amor defiende. Gracias a los que han guardado mi secreto y me han llamado todos estos días a ver cómo estoy. Gracias por tanto amor. Estos meses he comprendido que cuando eres madre (y lo somos desde que estamos cuidando a los bebes en el vientre) existe una fuerza superior. La maternidad es sagrada y el mundo entero se puede caer alrededor, pero lo único que te importa es cuidar a tus hijos. Hoy solo le agradezco a Dios y a la Virgen y bendigo todos los días al doctor Ernesto Escudero porque siempre me alentó. Vale la pena amar, soñar y perseverar. Nunca pierdas la fe.
Hoy somos tres corazones latiendo en un solo cuerpo y mi doctor tenía razón. Estar embarazada es cosa seria. He pasado por cosas muy intensas. Puedo oler después de mil años, huelo y eso es milagro de mi embarazo, detecto olores y he tenido náuseas matiné, vermouth y noche, tooooooodo el día, todo, pero nunca he vomitado. Eso le pedí a mis bebitos, que se apiadaran porque si algo no soporto es vomitar. Tengo mucho sueño, muchooooooo sueño, como si no hubiera dormida jamás y no tengo antojos, cosa extraña en mí que soy una antojada de todo y ahora estoy aprendiendo a tejer colchas para abrigarlos. Cada noche, antes de dormir, le cuento mil cosas a mis bebitos, les escribo, les digo que los espero con mis brazos abiertos, que no soy tan fuerte como parece, pero que ellos son mi impulso para seguir. Siempre les digo que jueguen, que estén tranquilos, que solo tienen que crecer y que del resto me encargaré yo, que bajo mis revoluciones para anidarlos.
Y por supuesto les escribo mucho.
Esto les escribí el 30 de octubre pasado. Cuando sean grandes imagino que podrán leerlo:
Estoy buscando tinta china para escribir tu nombre en mi corazón.
Sueño que lo hago sobre una fruta que tiene olor a vainilla.
Estoy buscando algodón del cielo para tejer tus almohadas.
Hilos de seda para abrigarte con una manta dorada
será solo para ti,
para ti
y luego para mí.
¿Cuándo subirá la marea?
¿Cuándo llega la luna creciente?
No soy la mejor y creo que lo intuyes, pero igual espero con mi corazón
valiente que late fuerte.
Puedo ser:
Tu abrigo
Tu red
Tu columpio
Tu puente para cruzar.
La vida sigue con su misterio y solo me saludas.
¿Qué haces?, me preguntas.
Duermo
Sueño
Te busco.
Eso mismo.
Ayer dormí catorce horas y soñé que te veía
A ti,
A ti,
Y luego a mí.
Luego desperté y me puse a escuchar a Sabina.

Bueno ya, no los aburro más con mis anécdotas de mamá primeriza. Solo quería contarles que los milagros sí existen y que si sueñan con algo que parece imposible no desfallezcan. Luchen y perseveren. Caerán mil veces en el intento, pero les juro que cuando lleguen a la meta serán las personas más felices de este planeta. Doy fe.

martes, 26 de mayo de 2015

The End


Hoy nuevos sentimientos embriagan mi ser, nuevas sensaciones, nuevas miradas, nuevos te quiero; perdón, pero debo reconocer que tu amor, aún no llena todo mi ser; mientras tanto perforan inocuamente mi alma.

Cada palabra, cada detalle, cada despertar y tu inagotable paciencia me hace renacer cada aurora. Debo confesar que mis últimos pensamientos son para ti, y con el alba gozar un nuevo día en tu compañía.

Tengo muchos años buscándote, imaginé de mil maneras tu sonrisa, lo tenue de tu voz y hoy puedo decir que te encontré y lo único que voy a pedir es que no me sueltes, quiero aprehenderme, arraigarme aunque sea de tu suspiro, pero te necesito para empezar otro día.

No te voy a mentir, he amado y mucho, tanto que una y mil veces me han roto el corazón; perdón, me han roto hasta el alma; sin embargo, aquí estoy, esperando nuevamente a mi inclemente verdugo, con una calma impávida e inquebrantable  deseando que mis cicatrices vuelvan aflorar sobre mi piel. Muchas veces recogí con una paciencia inconmovible cada pedazo de mi dolor, los uní y hoy te lo entrego. Cuídalo como si fuera tu propia alma, porque cuando lo pierdas, también me habrás perdido.

En nuestras pláticas innumerables me hiciste creer, que soy un ser excepcional, genuino, sui géneris, pero hoy te revelo, que no soy más que un castillo de arena, que con el ligero soplo del viento no queda ni rastro de ese hermoso castillo que era, pero también soy una caja de pandora o unas cajas chinas, que sin darme cuenta hice te enamoraras de mí viéndote en un espejo.

Con el paso de este tiempo inexorable aprendo a equilibrar mi vida, no esperaba este vendaval que revolucionó mi existencia y lo revoluciona de la manera más amorosa, más dulce, más tierna, más afable. A tu lado aprenderé a quererme día a día, a valorarme, a resurgir y a amarme hasta el hastío.

Gracias por buscar, por encontrarme, por enamorarme sin que me diera cuenta, eso es extraordinario. Viví amores fútiles, monótonos, intensos, penetrantes, calcinantes y hoy siento que me robas el alma, que mis latidos cada vez son más vigorosos y cuando por fin llegues a mi vida, cuando al fin te conozca, cuando estés frente a mí, te vea a los ojos y me vea en ellos, sabré que estoy lista para amar, que valió la pena todas las marcas indelebles de mi alma, que seremos inseparables y haré contigo  “todo lo que la poesía aún no ha escrito”.
   

lunes, 27 de abril de 2015

Cómo te haría el amor



Imagino el instante en que mi alma comenzó a sentir semejanza en las letras intrigantes que salieron de tu ser; imagino el enlace vivaz de una respuesta que provocó mis suspiros; la continua comunicación intensa de mi alma con la tuya, sin piel y desde la distancia; y entonces, Mujer, comienzas a apoderarte de mis sentidos, despertando los deseos agitados con un dulce tormento ajeno a ti, deseos que parecieran esperarte, y conectas con los sentimientos más profundos de mi alma; y vivo, respiro, suspiro nuevamente, y nace en mí el deseo desafiante de imaginarnos no solo enlazadas nuestras almas, avivándose el cúmulo fuego que hay en mí, vislumbrada de emociones, alcanzando el orgasmo de mi alma. 

Imagino mirar tus ojos, entender en tu mirada tus deseos más profundos y besarte lentamente, poco a poco, sin prisa, sin tiempo, sin espacio, sin detenerme; con lujuria, con deseo, percibiendo la agitación en ti y en mí; besarte de tal forma que las ganas en mí comiencen a recorrer tu cuerpo, lenta y suavemente, mis manos te recorren deteniéndose… estacionándose en cada señal de tus suspiros, de tus apacibles gemidos, es allí cuando te miro y reconociéndonos vuelvo a tu boca y el deseo se aprisa en la búsqueda de tus senos mientras mis manos indagan la calentura de tu sexo.

Te imagino queriendo dominar mis sentidos, busco con mi mano el calor de tu clítoris encendido, mientras mis labios vuelven a buscar los tuyos; en un momento desenfrenado nuestras caderas comienzan  a extasiarse y se mueven acopladas en un perfecto concierto de éxtasis, de ardor y  sutil frenesí. Y en el desenfreno abrazos, caricias, besos, gemidos, quejidos en completa simultaneidad; la entrega calma mis ansías que me prohibían pensar, que de solo imaginarte, percibirte o escucharte bloqueaban mis sentidos más versados; y siento…y sentimos…el acoplamiento de nuestras almas y nuestros cuerpos derretidos en una vehemencia precipitada y portentosa.

Siento nuestra humedad y pienso e imagino…Hacer el recorrido de mis labios por tu cuerpo nuevamente, hasta perderme en tu humedad, beberla, saborearla, mientras me deleito en ti,  siento mi corazón vivo latir en un galopante delirio al compás de tus gemidos, que extasiados todos tus sentidos consiguen el clímax total. No sé qué consecuencias traerá después ese momento desde mi imaginación hasta la realidad de mis deseos, solo sé que imagino hacerte el amor sin importar el lugar, el momento, el tiempo ni el espacio, quiero sentir en cualquier parte del universo nuestras almas, nuestros cuerpos enlazados a nuestros sentimientos, deseos y sentidos…aunque sea por un instante.

Gracias por tu colaboración, un excelente escrito y gustosa de compartirlo en el blog, que es de todas ustedes.



Simplemente Fer

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Puedes estar de acuerdo o no con mis escritos, y eso no hará que cambie tu vida. Porque cuando lo leas sólo añadirás más conocimientos. Lo importante es que tú al leerlo te conviertas en tu propio Maestro, ya que eres libre de interpretarlo a tu manera y asimilarlo a tu vida...
 
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