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lunes, 22 de febrero de 2010

Mundo: Bayly Presidente



Jaime Bayly quiere ser presidente de Perú. Si lo logra, planea permitir el matrimonio gay y desmembrar las FF.AA


Por: Renato Cisneros
Bayly avanza como candidato presidencial en Perú. Me gustaría que ganara. Al lado de nuestros ex mandatarios, él parece, si no más cuerdo, por lo menos más auténtico.

Me gustaría que Jaime Bayly sea presidente del Perú. Mucha gente murmura diciendo que no es un tipo serio, que su eventual candidatura resultaría una payasada, que con él el país perdería la credibilidad internacional que ha ganado en los últimos años. Sin embargo, existe una pregunta legítima que hay que hacerse: ¿cuál de nuestros últimos gobernantes ha hecho de la seriedad su marca distintiva? Ninguno. ¿Acaso el japonés felón, que hoy se debate entre la amnesia y la mentira? ¿O el Cholo, tipo alcohólico, veleidoso, mujeriego, mal padre? ¿O el Gordo afrancesado y bipolar, que volvió con el cuento de la revancha histórica, pero aún tolera las más colosales corruptelas internas? Al lado de todos ellos, Bayly parece, si no más cuerdo, por lo menos más auténtico.

Aunque es improbable que lo consiga, me gustaría que Bayly se imponga en las elecciones porque básicamente dice lo que piensa. Lo que le cruza la mente, lo que le tinca el seso, lo que le sale del forro. Y eso, creo, da decencia a cualquier actividad, incluso a la política, tan intoxicada de discursos plumíferos, cínicos, previsibles, que hacen vieja gala de una refinada hipocresía.

Sus opositores lo menosprecian y subestiman, pero en el fondo envidian el carisma, la inteligencia y el sentido del humor que a él le sobra y a ellos les falta. No soportan, además, que Bayly conecte tanto con el público joven, que así nomás no se adhiere a un candidato. Y por eso lo atacan desde todos los frentes, poniendo en evidencia su miedo, su chatura.

Hace unos días, el ex presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, monseñor Luis Bambarén, tachó una posible candidatura suya. "No tiene principios morales. Su imagen cada vez se ha ido deteriorando más", dijo Bambarén en un diario local. Leí esa declaración y francamente no sabía si el octogenario monseñor se refería a Bayly o a la Iglesia Católica, cuya popularidad en el país decrece vertiginosamente año tras año (más por culpa de los curas que de los conductores de televisión).

Quisiera que Jaime obtenga la victoria, porque creo en varios de sus proyectos progresistas: que el aborto sea una decisión personalísima de cada mujer; que los gays puedan casarse si así lo desean; que se inviertan gruesos bolsones de dinero en educación, que no se discrimine ningún credo; que cada feligresía subvencione a su iglesia; y que el Congreso sea sometido a una reorganización radical. En lo único en que no concuerdo con él es en su propuesta para desmembrar las Fuerzas Armadas. Y no porque esté convencido de que éstas deban existir, sino porque mi padre (que ya murió) fue militar -un buen militar- y apostar por la desaparición del Ejército me parecería una suerte de pequeña traición familiar.

Me divertiría que Bayly gane, porque si llega a Palacio de Gobierno ocurriría algo inédito: el presidente y la primera dama serían la misma persona. Su ejercicio de la bisexualidad desde el poder le conferirá la atractiva condición de impredecible: unos días sería un jefe de Estado ceñudo, implacable, riguroso, y otros amanecería risueño, mimoso, dispuesto a consentir a sus enemigos más atrabiliarios.

El Perú de Jaime no tendría por qué ser un peor país que el que tenemos. Al revés: podría ser uno más libre, más moderno, más justo. Además, en el Perú ocurren tantos hechos delirantes, por él deambulan tantos personajes rocambolescos, arrancados de alguna ficción demencial, que tal vez no necesitemos alguien que gobierne el país, sino más bien alguien que lo reescriba. Y Jaime -que siempre anda en el límite de la realidad- lo haría mejor que ninguno.

* Periodista del diario peruano El Comercio. Autor del blog y libro "Busco novia"

1 comentario:

Simplemente Fer

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