Hoy siento la necesidad de conectar mis sentidos, mi dolor, con la hermosa acción que realizan mis manos al conectarse con mi mente. Hoy quiero gritar al mundo entero, al cielo, al universo hasta que llegue a oídos de mi madre lo mucho que la extraño. Extraño, tu voz, tu sonrisa y evoco esos hermosos momentos que compartíamos en familia, sé que desde el cielo nos observas y que con tus hermosas alas nos cubres y proteges, porque eso eres, en eso te convertiste; en un ángel que vive y amanece diariamente en nuestros corazones. Es allí donde cobras vida, con ese brillo estridente y resplandeciente que calma nuestro dolor.
Cómo describir el dolor por la pérdida de una madre, es indescriptible no podría hacerlo, ni mi más sublimes fantasías podrían acercarse a ese dolor tan devastador que muchas personas han sentido y que lamentablemente sentirán.
Cada día es inevitable darnos cuenta de todo el amor que por nosotros sentías, y es necesario gritarlo al cielo y al Olimpo lo mucho que te amo, que vives en mi corazón, que vives en cada parte de mi ser, que brotas en cada poro y nos embriagas de ese amor eterno; de ese amor de madre.
Nos dejaste y nos sentimos perdidos, han transcurrido casi tres años desde que partiste y aún tratamos de reconstruirnos, aunque a veces pienso que ese día nunca llegará. Solo nos queda el consuelo que descansas en un lugar apacible, hermoso, en el nirvana del Edén.
Desde aquella fría madrugada preparabas tus alitas para ascender a lo más alto, me quedo con esas sensaciones que traspasan cualquier lógica humana, pero no importa si es así cómo te puedo sentir un poco más cerca.
Es inevitable recordar ese último abrazo, quién iba a imaginar que sería el último, pero que definitivamente fue especial, ese día lo sentí, lo viví; sin embargo, después pude entender y comprender que era tu despedida. Hay tantas cosas que recién entendemos, te despediste y no nos dimos cuenta.
Perdón mamita si algunas veces te llamo con tal fuerza, que el eco de mi almohada rompe los cristales del firmamento con mi llanto ahogado de dolor, sé que nuestros corazones se escuchan, perdón por traerte aquí, cuando ya gozas de la paz eterna. Solo que a veces siento la necesidad de despedirme.
No hay día que amanezca y no estés en mis pensamientos, te saludo, te hablo, te abrazo con el alma y es lo más reconfortante que puedo hacer por mí para continuar mi día y no derrumbarme.
Te confieso que tenía un pánico enorme de que algunos de tus hijos pudieran partir antes que tú, me daba terror, porque te conocemos; por lo tanto sabríamos que hubiese llegado tu hora suprema. Es ir contra la naturaleza, que los padres despidan a sus hijos, no puedo ni siquiera concebirlo; sin embargo, cómo imaginar todo lo que sintió y sigue sintiendo la abu. Desde que partiste no lo ha podido superar y lamentablemente creo que partirá a tu encuentro con esa aflicción.
Hoy ya no le tengo miedo a la Catrina, la espero, porque sé que en algún momento me llevará a tu lado. La vida nos jugó una mala jugada, nos faltó tiempo, el destino fue muy cruel; no obstante, hoy puedo decir que así cómo partiste fuiste bendecida y que los tiempos de Dios son perfectos. Nada que reprocharte Señor. Sino agradecerte por tocarme cada mañana al despertar.
Cada noche mamita linda, cierro mis ojos pensándote con la ilusión de verte en mis sueños y poder abrazarnos como la última vez, que te fuiste para no volver.
viernes, 12 de noviembre de 2021
martes, 13 de noviembre de 2018
Ven y cuéntame la verdad!
Algunas
veces las personas mentimos con tal facilidad que se nos hace costumbre engañar
a la persona que amamos, mirarla a los ojos y decir que todo está bien. Hoy se
acabó –pensé–.
Ese
inicio de año fue muy movido para Alexssa, tuvo que mudarse a otra ciudad para culminar
sus estudios de doctorado. Mientras;en Tacna, el libre albedrío reinaba en todo
mi ser. Si bien es cierto, habíamos caído en una especie de monotonía, de
cansancio, la relación estaba resquebrajada, pero ambas aún nos amábamos, al
menos eso pensaba. Esa tarde después de salir de la oficina, había pactado un
encuentro casual con Daniela, recién la conocería en persona.
Llegué
al restaurant y clavé mi mirada sobre ella, tanto así que la puso muy nerviosa,
a pesar de la madurez que tenía, podía ver cómo me iba haciendo más imponente,
su nerviosismo aumentaba mi seguridad y verbosidad, empecé a tener el control
de la situación, lo cual me hacía sentir que mi presa ya estaba vencida,
pensaba en saborear sus labios, recorrer su cuerpo palmo a palmo, pensé en la
experiencia que tendría, en lo que juntas podríamos hacer en la alcoba,
mientras me hablaba analizaba y apreciaba cada
milímetro de su rostro, en la suavidad que sentí al saludarla, imaginaba
teniéndola sobre mí, sobre mi piel ardiente de deseo dormido.
Así
hubo muchos encuentros, ambas sabíamos que teníamos pareja, con nuestras
relaciones dañadas, heridas, o eso era lo que queríamos decir, pero sobre aviso
no hay engaño. Ambas conocíamos perfectamente nuestra situación, ambas buscábamos
algo que nos mantuviera viva, que nos saque del letargo en el que estábamos
sumergidas. Aquella noche pactamos encontrarnos en su departamento, pensaba que
había esperado lo suficiente y que mi cuerpo ya quería dar rienda suelta a lo
que tanto había imaginado. Escogí con mucho cuidado el atuendo que llevaría.
Algo que muestre la sensualidad de mis piernas y que con un cruce de ellas
caiga rendida a mis pies, una blusa y brazier de gasa blanca transparente, que
dejara ver delicada y sutilmente mis pezones. Me encantaba saber que tenía el
control de la situación, me hacía sentir omnipotente y enaltecía notablemente
mi narcisismo.
Aquella
noche no fue muy diferente a nuestras pláticas, pero sí lo fue cuando acabamos
la botella de vino, la veía más desinhibida, más coqueta, más sensual. Se abalanzó
sobre mí y me besó con un hambre voraz, dejé que llevara la situación, que se
sintiera segura; sin embargo, me intrigaba todo lo que podría hacer en la cama,
era muy indispensable que tome el control y deje fluir sus deseos mejor
guardados. Fuimos fuego, parecía que no habíamos tenido encuentros sexuales en
mucho tiempo, ambas teníamos hambre voraz de sexo, pero cada vez nuestro
performance fue acomodándose y nuestros cuerpos comenzaron acoplarse, nos
convertimos en las mejores amantes, respetando nuestros tiempos y espacios. Una
noche después de haber tenido sexo hasta el amanecer, nos quedamos dormidas.
Sonó el timbre y me di cuenta que era ella, su pareja. Estaban hablando no
alcanzaba a dilucidar lo que decían, pero la sensación alimentaba mi morbo, mi éxtasis,
mis sexo empezaba a humedecerse, cuando Dani ingresa a la habitación
completamente pálida, la besé con mucha pasión y nuevamente caímos en nuestra
lujuria, nada importaba, sólo dejábamos fluir nuestros instintos, hubieron unos
orgasmos magistrales, era imposible contarlos, la noche anterior quedó corta,
fue una y otra vez hasta que caíamos exhaustas, pero no nos tomaba mucho tiempo
recuperarnos y continuar…
Así
transcurrió el tiempo y sin darnos cuenta había transcurrido un año de ser las
amantes perfectas, con el mejor sexo. Quizá eso era lo que nos mantenía juntas.
Los
continuos viajes de Alexssa nos mantenían distantes, pero ya hace unos meses su
permanencia era constante. Empezó a darse cuenta que algo no andaba bien,
sospechaba, notaba que revisaba mi celular, buscaba algo pero no encontraba
nada. Todas mis malas acciones estaban bajo control. Si antes la relación ya
estaba resquebrajada, creo que a estas alturas estaba completamente rota, pero
no me atrevía a terminar, mi egoísmo no me permitía cortar completamente, no
quería que otra persona llegue a conocer mis defectos y manías como sólo ella
las conocía.
Tenía
muchísimo miedo a empezar de cero, a formalizar una relación. Estaba claro que
Alexssa era la amiga perfecta, la quería, la amaba pero de una manera más
fraternal, el amor, la pasión era algo que no existía en nuestra relación y aún
así ambas nos conformábamos en cuidarnos y a mantenernos juntas.
Después
de mucho pensar y meditar, pensé que era el momento preciso de hablar, que lo
que me unía a Daniela era otra cosa y no amor. Ambas lo comprendimos y
decidimos terminar nuestra relación clandestina.
A
estas alturas de mi vida, debo confesarles que fue el peor error que pude cometer.
Me había convertido en una persona frívola, calculadora, cínica y muy
egocéntrica. Le confesé todo lo que había hecho a Alexssa y me fui a radicar a
otro estado. Ella decía que aún me amaba,
pero se cansó de esperarme y también creo que su amor por mí, estaba dormido o
quizá muerto. Después de nuestra ruptura no pasó mucho tiempo e inició una
nueva relación, no voy a juzgarla, pero confieso que la extraño y mucho.
Algunas veces me la he encontrado por azahares del destino y cuando la veo,
siento tanta alegría y recuerdo en facción de segundos todo el tiempo que
pasamos juntas, todo lo hermoso que vivimos. Viven en mí los más hermosos
recuerdos. Sin embargo, cuando la veo a los ojos ya no me veo en ellos, siento
que soy un ser completamente extraño a quien saluda por compromiso y que si
pudiera me evitaría.
Han
transcurrido algunos años desde nuestra ruptura y aprendemos de nuestros
errores, desde que te confesé la verdad, no he vuelto a ser esa persona egoísta
y cínica. Cambié, reí, lloré, mejoré y desde aquel día me prometí que jamás
volvería a engañar a la persona que amo con tal descaro. Sé que nunca leerás
estas líneas, pero aprendí mucho de ti, soy tu esencia, tu creación y espero
tener la oportunidad de pedirte perdón y que a pesar de los años aún me pesa tu
ausencia.
domingo, 19 de marzo de 2017
A ti que eres mi inspiración
Amor,
te escribo estas líneas porque por fin puedo conectar mi alma con mis versos.
Hoy quiero decirte lo que hace mucho tiempo tengo guardado, este amor que quema
y calcina cada hebra de mi piel. En estos versos quiero contarte lo que
guardo, pero me pierdo en tu mirada… Es inevitable recorrerte entera,
desnudarte el alma y hacerle el amor a tu esencia, a tu aroma, a tus sentidos.
Mis
labios se pierden en los tuyos, mientras me envuelvo en tu sonrisa y me clavo
en tu mirada, es allí donde quiero perennizarme eternamente.
Amor
mío, hoy debo confesar que soy la mujer más feliz del mundo, porque a tu lado
es estar en el paraíso, ese paraíso virgen, antes que lo habitara Lilith. A tu
lado tengo el mundo entero, fue tu amor lo que me hizo soñar y sanar lentamente
mis cicatrices, es tu amor quien da latidos a mi corazón y me vuelve a la vida.
Cariño, hoy le grito al mundo entero que me haces inmensamente feliz, porque
aceptas mis costumbres y manías, que es tu mirada angelical llena de amor
quien seduce y cautiva a mis demonios más rebeldes e inquietos, porque
cada vez que me besas, haces de mi infierno un lugar ideal, mi lugar favorito.
Es tu sonrisa tan cautivadora la que hace perderme en tus
labios, es tu esencia y la pureza de tu alma la que hace extraviarme en
tu mirada, queriendo estar eternamente a tu lado hasta el ocaso de nuestras
vidas. Hoy que he probado y me he deleitado de todos tus sabores no quiero
dejarte nunca, hoy te has convertido en el halo resplandeciente de esta mañana
soleada. Eres la mujer que le da color a mis días, que le da sabor a mis
labios, a mi piel, a mi sexo.
Te amo con una intensidad que no es conocida terrenalmente
y prometo hacerte vivir el mejor de los amores, porque yo no sólo amo con el
cuerpo y la mente, sino con todos mis sentidos y mis versos que nunca me
abandonan. Sí ellos, los que me hacen un ser genuinamente sensible y
vulnerable; por lo tanto, te haré vivir la experiencia más sublime e intensa,
vivirás un amor diferente, de aquellos que sólo pasan una sola vez en la vida,
y con ello habré tatuado mi nombre en cada poro de tu piel, en cada orgasmo de
tu vida, porque tendrás el privilegio que te haya besado el alma, porque la
piel, te la puede besar cualquiera. Te amo.
Hoy me encuentro perdida en mis pensamientos, en ese mar inmenso que de alguna
manera me lleva a ti, a recordar los mejores momentos que vivimos. Tus
recuerdos me consumen el alma y debo confesar amargamente que es lo que desearía
decirte, porque estoy soñando despierta, soñando con ese amor que ansío
desesperadamente, soñando con que esa silueta que avizoro tenga rostro y nombre
propio.
martes, 6 de diciembre de 2016
Chicas sorry!
Chicas disculpen sino salen algunos comentarios, por error en vez de publicar los eliminé. Sorry por el descuido pero fue culpa de mi sueñito :( Les agradecería inmensamente si volvieran a escribir. Besos
jueves, 3 de diciembre de 2015
Los milagros sí existen!!!
Hola, quiero compartir con ustedes una historia muy sensible y hermosa de una figura pública en Perú, sé que la apreciarán. Estoy convencida que llegará a muchas personas por la innumerables visitas que recibo y que es digna de leer. (Tomado del blog base4).
Esto es como una maratón. Es una carrera de largo
aliento y se tienen que superar muchas vallas. Primero necesitamos un óvulo
apto, luego un espermatozoide fuerte, luego que el embrión sobreviva, luego
hacemos la transferencia y esperamos que pegue en el útero, luego que el bebé
se prenda bien y anide y así… valla tras valla. Si estás dispuesta a correr
esta maratón con fe y serenidad podemos intentarlo.
Frases más, frases menos. Esto es lo que nos dijo
el doctor Ernesto Escudero en su consultorio, casi sin titubear. Sucedió hace
cinco años y medio. Me dijo que por mi edad estaba un poco tarde para intentar
ser mamá, pero que siempre había posibilidades y que lo más importante eran mis
ganas, mi fe, mi ilusión. Habíamos intentado con mucho amor y frecuencia, pero
no lograba quedar embarazada. De pronto sospeché que algo malo podía estar
sucediendo en mi cuerpo. Comencé a indagar y un buen día la talentosa
diseñadora Fátima Arrieta me contó que el doctor Escudero experto en fertilidad
era un médico milagroso. Anoté su número y manejé a la clínica Montesur. Así lo
conocí.
Así supimos que jamás podría tener hijos por vía
natural porque tenía las trompas obstruidas. Así experimenté lo que toda mujer
que quiere maternar siente cuando le dicen que no puede hacerlo sin ayuda:
cuando la palabra estéril se tatúa en el alma no se puede respirar. Es como si
todo el mundo girara a velocidad centrífuga y solo intentaras no caer. Cada día
te preguntas en qué momento se obstruyeron, por qué te pasó eso a ti. Me costó
levantarme, pero aprendí que hay métodos para poder ser mamá. Mi doctor siempre
lo dice: no existen imposibles cuando uno quiere; solo debes luchar y confiar y
nunca darte por vencida a pesar de que es una larga maratón y todo el camino es
cuesta arriba. Y lo más importante él estaba conmigo, él me apoyaba, él quería
que yo maternara.
Durante años soporté las mismas preguntas
indiscretas de siempre. Familiares, amigos y desconocidos, todos lanzando las
mismas preguntas: ¿por qué no tienes hijos? Seguro no has tenido ganas, ¿no?
¿Por qué trabajas tanto si no tienes hijos que mantener? ¿Por qué no quieres
ser mamá? Nunca terminé de contestar con solidez porque nunca entendí cómo así
alguien podía juzgar a una mujer por no ser madre. Recuerdo incluso a una
productora que en un arranque de rabia no controlada me dijo que yo no era
completa porque no había parido. La gente es cruel, ¡claro que es cruel! Un día
decidí dejar de hablar de mis planes maternales para no escuchar más preguntas
bobas; pero nunca en estos años dejé de confiar en que sí podría anidar. Un
milagro, es lo único que le pedía a Dios.
Recuerdo bien esa mañana en el consultorio. Escuché
al doctor Escudero con el corazón hecho pasa, pero decidí correr la maratón de
los tratamientos que me proponía sin perder tiempo (ni óvulos), cogí varios
litros de perseverancia y comencé a correr. Juro que el proceso puede llegar a
ser bastante devastador por los fracasos. Te aspiran óvulos y pocos están
perfectos. Intentas otra vez, logras que el embrión comience a tener vida pero
cuando te lo transfieren no prende. Intentas otra vez y no prende. Intentas y
tu útero está en perfecto estado y muy dispuesto, pero algo pasa y no te
embarazas. Hasta que un día lo logras, te dicen que sí, que estás embarazada;
pero rayos, el embarazo es ectópico y no puedes continuar. A mí me ha sucedido
todo esto y he llorado a solas porque uno se cansa de contar las batallas.
Intentas y solo el doctor sabe de tu lucha, de tu amor, de tu fe. Intentas y
sigues cumpliendo años y sigues pensando en tu reloj biológico y en que pronto
ya no podrás. Intentas y en el camino la adopción también aparece como una
ruta, pero ay de ti si eres soltera. Intentas nomás.
…
Este 2015 cumplí 46 años. Habían pasado más de
cinco años desde que comencé a intentar ser mamá con asistencia médica.
Repasaba. Mi amor se había ido para siempre de este mundo, pero me había dejado
su fuerza, su apoyo, su lucha, su luz, su energía. Tú serás mamá, eso siempre
me decía. Había pasado por varios intentos y estaba cansada, toda mi alma, todo
mi cuerpo. Seguía en la maratón, pero confieso que estaba agotada. Ni mis
amigos ni mi familia preguntaban ya por mi sueño maternal. Era mejor. Creo que
pensaban que había tirado la toalla. Hasta que llegó el mes de julio con una
propuesta perfecta. Un viaje milagroso y maravilloso. Israel, Tierra Santa.
Fiestas Patrias. Viajé. En plena aventura sabía que tenía que colocarme una
inyección para intentar otra vez ser mamá. Lo hice, una amiga periodista me
ayudó. Se llama Paola Pejovés. Creo que no entendió bien por qué y para qué
necesitaba inyectarme, pero fue muy discreta y no hizo más preguntas. Yo solo
le dije que no era nada malo, que me ayudara por favor, que era el primer
escalón de otro intento. Recé mucho antes del pinchazo y todavía recuerdo su
abrazo lleno de fe. Esa noche le agradecí tanto a Dios. Recé por Paola, recé
mucho por mí.
En Israel me entregué a Dios y hablé horas
interminables con la Virgen, le conté todo lo que pensaba, lo que sentía, lo
que había pasado en mi vida (aunque creo que no era necesario porque ella sabe
todo). Hice toda la peregrinación que una mujer que no puede tener hijos hace
buscando un milagro. Visité todas sus iglesias, tomé el polvo de la gruta de la
leche en Belén, llegué a Ein Kerem donde está la iglesia de la Visitación,
donde Isabel recibió la visita de su prima María, Isabel, sí, la prima viejita
como yo que quedó embarazada. Me abandoné en Dios. Eso creo. Abrí mis canales
de la fe al diez mil por ciento y me dije otra vez que todo saldría bien. Lloré
como nunca he llorado en las iglesias. Caía de rodillas. Exhausta. Recuerdo
mucho a Rocío Gonzales, una peruana que conocí de pura casualidad y que me
preguntó sin anestesia qué milagro le pedía a la Virgen y porqué lloraba tanto
mientras rezaba. Le contesté que quería ser mamá, nada más, que era lo único
que pedía en esta vida. Rocío rezó mucho conmigo. La Virgen me abrazó mucho,
eso sentí en Israel: Amor, mucho amor; mucha paz en mi corazón. Iba a volver a
intentarlo y solo depende de Dios, eso me dije. Que se haga su voluntad y no la
mía.
Así regresé. Con ganas de seguir corriendo,
perseverante y recargada de fe.
El 28 de agosto asistí tranquila al procedimiento. Le pedí a mi doctor milagroso que esta vez me transfiriera dos embriones y no uno como las veces anteriores. Aceptó (imagino compadecido de mi lucha). ¿Y si prenden los dos? Me dijo preocupado, mira que ya eres una mujer mayor. Si prenden los dos los cuidaré toda mi vida y serán un milagro de la Virgen, le contesté feliz. Ingresé a la sala con mi rosario que me había acompañado en Jerusalen, me concentré mucho y al término del procedimiento hubo un fuerte temblor en Lima; no tienen idea cómo sonreí feliz. No podía moverme mientras la tierra temblaba y seguía con las piernas arriba, pero sonreía mientras el doctor Escudero decía que era la primera vez que le pasaba. Sentí que era una señal del cielo, Dios me había ayudado y los dos bebitos se iban a quedar en mi nido de amor.
El 28 de agosto asistí tranquila al procedimiento. Le pedí a mi doctor milagroso que esta vez me transfiriera dos embriones y no uno como las veces anteriores. Aceptó (imagino compadecido de mi lucha). ¿Y si prenden los dos? Me dijo preocupado, mira que ya eres una mujer mayor. Si prenden los dos los cuidaré toda mi vida y serán un milagro de la Virgen, le contesté feliz. Ingresé a la sala con mi rosario que me había acompañado en Jerusalen, me concentré mucho y al término del procedimiento hubo un fuerte temblor en Lima; no tienen idea cómo sonreí feliz. No podía moverme mientras la tierra temblaba y seguía con las piernas arriba, pero sonreía mientras el doctor Escudero decía que era la primera vez que le pasaba. Sentí que era una señal del cielo, Dios me había ayudado y los dos bebitos se iban a quedar en mi nido de amor.
El 9 de setiembre Laboratorios Roe me hizo la mujer
más feliz de este planeta. La cifra era alta, muy alta, estaba embarazadísima.
El doctor Escudero cauto y sereno como siempre me dijo que teníamos que esperar
más días para saber si eran los dos, que no podía decirlo con esa cifra. Son
dos, le dije segura, han prendido los dos. Tranquila, me contestó; por lo menos
estamos segura que uno de todas maneras ha prendido. Media hora después recibía
un mensaje de la asistente de quien entonces era mi jefa en América TV. Me
pedía si o sí ir al canal de urgencia. Estoy en un chequeo médico, le contesté.
No importa, Clara te esperará, fue la respuesta de Paola Murakami. Manejé feliz
al canal. Llamé a mi hermana que vive en Canadá. Reía tanto, lloraba de
felicidad. Estoy embarazada!!!! Lo logré!!!! Mi amor había tenido tanta
razón!!!, yo iba a lograrlo!!!
Llegué al canal y comenzó una de las pesadillas más
feroces de mi historia. El mismo día que recibí la noticia más feliz de mis 46
años recibí también el trago más amargo de mi vida profesional. Me acusaban de
cosas sin sentido, me enlodaban sin asco y sin misericordia, y no importaba mi
defensa; los oídos estaban tapados de manera conveniente. El gobierno de
Heredia (perdón de Humala) triunfaba coludido con periodistas que en los días
siguientes no cruzaban fuentes ni querían escuchar más información. Yo no había
hecho nada malo, pero era demolida como si fuera una delincuente. No podía
respirar. Acepté que había pagado a una fuente por información con mi propio
dinero y que eso jamás constituye delito, pero mi palabra era menos que nada.
Me acusaban de cosas asquerosas, irrepetibles. En esa oficina y en todos los
días siguientes a mi lapidación pública estuve muy mareada y recuerdo que solo
cogía mi vientre. Hablé mucho con mis bebitos mientras escuchaba sandeces.
Quédense por favor, era lo único que les pedía. Mamá los va a cuidar. Eso les
digo todos los días: yo los voy a cuidar.
Nunca conté de mi embarazo en esos días
difamatorios. ¿Para qué? No quería usar mi maternidad para conseguir compasión
de gente con mala entraña. Cuando me alejé del canal, recordé a mi amado
Joaquín quien murió por un disparo de nieve en el corazón, de todo lo que me
decía cuando veía nubes negras: “Lo que sucede conviene”. De un plumazo había
perdido mis tres trabajos, pero la noticia de que estaba embarazada podía más
que cualquier duelo laboral. Dijeron de todo y me contaron cosas que no leí;
pero yo solo me concentré en el mensaje de mi doctor que en medio de la náusea
levantó la voz: cuida a los bebes, por favor aíslate. Ese fue su mandato y lo
cumplí: Me aislé.
La única verdad de todo este tiempo en el que
estuve muy callada es que dancé con lobos políticos y con supuestos colegas que
dijeron cualquier cosa sin escucharme, la única verdad es que busqué proteger a
mis bebes. Nunca tuve un caso abierto ni en el Perú ni en Bolivia. Nunca hice
nada malo y lo puedo gritar con la frente en alto. Me presenté a la fiscalía
voluntariamente, conté todo lo que debía contar y recé todos los días (lo sigo
haciendo) para proteger mi vientre. Hoy sé que mis bebitos están bendecidos y
que son muy poderosos. Los dos se quedaron. Los dos laten muy fuerte. Hoy mi
única responsabilidad es maternar con amor y fe, protegerlos, ayudarlos a
crecer. Ya cumplí 16 semanas y confieso que solo le agradezco a Dios porque me
ha dado más fuerzas. Los milagros existen si eres perseverante. Si quieres ser
mamá lucha hasta el último ovulito y nunca tires la toalla. La fe no solo mueve
montañas, te ayuda a anidar.
No sé qué pasará mañana con mi vida de periodista.
He conversado con varios directores de medios, agradezco algunas propuestas y
que me hayan querido escuchar. Los periodistas que han visto los papeles que
tengo saben que debo seguir investigando, pero comprenden que hoy mi prioridad
son mis hijos porque no soy joven y debo cuidarme. Guardo mucho reposo por
mandato médico y sé que el amor me sostiene. El amor protege, el amor defiende.
Gracias a los que han guardado mi secreto y me han llamado todos estos días a
ver cómo estoy. Gracias por tanto amor. Estos meses he comprendido que cuando
eres madre (y lo somos desde que estamos cuidando a los bebes en el vientre)
existe una fuerza superior. La maternidad es sagrada y el mundo entero se puede
caer alrededor, pero lo único que te importa es cuidar a tus hijos. Hoy solo le
agradezco a Dios y a la Virgen y bendigo todos los días al doctor Ernesto
Escudero porque siempre me alentó. Vale la pena amar, soñar y perseverar. Nunca
pierdas la fe.
Hoy somos tres corazones latiendo en un solo cuerpo
y mi doctor tenía razón. Estar embarazada es cosa seria. He pasado por cosas
muy intensas. Puedo oler después de mil años, huelo y eso es milagro de mi
embarazo, detecto olores y he tenido náuseas matiné, vermouth y noche,
tooooooodo el día, todo, pero nunca he vomitado. Eso le pedí a mis bebitos, que
se apiadaran porque si algo no soporto es vomitar. Tengo mucho sueño,
muchooooooo sueño, como si no hubiera dormida jamás y no tengo antojos, cosa
extraña en mí que soy una antojada de todo y ahora estoy aprendiendo a tejer
colchas para abrigarlos. Cada noche, antes de dormir, le cuento mil cosas a mis
bebitos, les escribo, les digo que los espero con mis brazos abiertos, que no
soy tan fuerte como parece, pero que ellos son mi impulso para seguir. Siempre
les digo que jueguen, que estén tranquilos, que solo tienen que crecer y que
del resto me encargaré yo, que bajo mis revoluciones para anidarlos.
Y por supuesto les escribo mucho.
Esto les escribí el 30 de octubre pasado. Cuando
sean grandes imagino que podrán leerlo:
Estoy buscando
tinta china para escribir tu nombre en mi corazón.
Sueño que lo hago sobre una fruta que tiene olor a vainilla.
Estoy buscando algodón del cielo para tejer tus almohadas.
Hilos de seda para abrigarte con una manta dorada
será solo para ti,
Sueño que lo hago sobre una fruta que tiene olor a vainilla.
Estoy buscando algodón del cielo para tejer tus almohadas.
Hilos de seda para abrigarte con una manta dorada
será solo para ti,
para ti
y luego para mí.
¿Cuándo subirá
la marea?
¿Cuándo llega la
luna creciente?
No soy la mejor
y creo que lo intuyes, pero igual espero con mi corazón
valiente que
late fuerte.
Puedo ser:
Tu abrigo
Tu red
Tu columpio
Tu puente para
cruzar.
La vida sigue
con su misterio y solo me saludas.
¿Qué haces?, me
preguntas.
Duermo
Sueño
Te busco.
Sueño
Te busco.
Eso mismo.
Ayer dormí
catorce horas y soñé que te veía
A ti,
A ti,
Y luego a mí.
Luego desperté y
me puse a escuchar a Sabina.
Bueno ya, no los aburro más con mis anécdotas de
mamá primeriza. Solo quería contarles que los milagros sí existen y que si
sueñan con algo que parece imposible no desfallezcan. Luchen y perseveren.
Caerán mil veces en el intento, pero les juro que cuando lleguen a la meta
serán las personas más felices de este planeta. Doy fe.
martes, 26 de mayo de 2015
The End
Hoy nuevos
sentimientos embriagan mi ser, nuevas sensaciones, nuevas miradas, nuevos te
quiero; perdón, pero debo reconocer que tu amor, aún no llena todo mi ser;
mientras tanto perforan inocuamente mi alma.
Cada
palabra, cada detalle, cada despertar y tu inagotable paciencia me hace renacer
cada aurora. Debo confesar que mis últimos pensamientos son para ti, y con el
alba gozar un nuevo día en tu compañía.
Tengo
muchos años buscándote, imaginé de mil maneras tu sonrisa, lo tenue de tu voz y
hoy puedo decir que te encontré y lo único que voy a pedir es que no me
sueltes, quiero aprehenderme, arraigarme aunque sea de tu suspiro, pero te
necesito para empezar otro día.
No te voy
a mentir, he amado y mucho, tanto que una y mil veces me han roto el corazón; perdón,
me han roto hasta el alma; sin embargo, aquí estoy, esperando nuevamente a mi
inclemente verdugo, con una calma impávida e inquebrantable deseando que mis cicatrices vuelvan aflorar
sobre mi piel. Muchas veces recogí con una paciencia inconmovible cada pedazo
de mi dolor, los uní y hoy te lo entrego. Cuídalo como si fuera tu propia alma,
porque cuando lo pierdas, también me habrás perdido.
En
nuestras pláticas innumerables me hiciste creer, que soy un ser excepcional,
genuino, sui géneris, pero hoy te revelo, que no soy más que un castillo de
arena, que con el ligero soplo del viento no queda ni rastro de ese hermoso
castillo que era, pero también soy una caja de pandora o unas cajas chinas, que
sin darme cuenta hice te enamoraras de mí viéndote en un espejo.
Con el
paso de este tiempo inexorable aprendo a equilibrar mi vida, no esperaba este
vendaval que revolucionó mi existencia y lo revoluciona de la manera más
amorosa, más dulce, más tierna, más afable. A tu lado aprenderé a quererme día
a día, a valorarme, a resurgir y a amarme hasta el hastío.
Gracias
por buscar, por encontrarme, por enamorarme sin que me diera cuenta, eso es extraordinario.
Viví amores fútiles, monótonos, intensos, penetrantes, calcinantes y hoy siento
que me robas el alma, que mis latidos cada vez son más vigorosos y cuando por
fin llegues a mi vida, cuando al fin te conozca, cuando estés frente a mí, te
vea a los ojos y me vea en ellos, sabré que estoy lista para amar, que valió la
pena todas las marcas indelebles de mi alma, que seremos inseparables y haré
contigo “todo lo que la poesía aún no ha
escrito”.
lunes, 27 de abril de 2015
Cómo te haría el amor
Imagino el instante en que mi alma comenzó a sentir
semejanza en las letras intrigantes que salieron de tu ser; imagino el enlace
vivaz de una respuesta que provocó mis suspiros; la continua comunicación
intensa de mi alma con la tuya, sin piel y desde la distancia; y entonces,
Mujer, comienzas a apoderarte de mis sentidos, despertando los deseos agitados
con un dulce tormento ajeno a ti, deseos que parecieran esperarte, y conectas
con los sentimientos más profundos de mi alma; y vivo, respiro, suspiro nuevamente,
y nace en mí el deseo desafiante de imaginarnos no solo enlazadas nuestras
almas, avivándose el cúmulo fuego que hay en mí, vislumbrada de emociones,
alcanzando el orgasmo de mi alma.
Gracias por tu colaboración, un excelente escrito y gustosa de compartirlo en el blog, que es de todas ustedes.
Imagino mirar tus ojos, entender en tu mirada tus
deseos más profundos y besarte lentamente, poco a poco, sin prisa, sin tiempo,
sin espacio, sin detenerme; con lujuria, con deseo, percibiendo la agitación en
ti y en mí; besarte de tal forma que las ganas en mí comiencen a recorrer tu
cuerpo, lenta y suavemente, mis manos te recorren deteniéndose… estacionándose
en cada señal de tus suspiros, de tus apacibles gemidos, es allí cuando te miro
y reconociéndonos vuelvo a tu boca y el deseo se aprisa en la búsqueda de tus
senos mientras mis manos indagan la calentura de tu sexo.
Te imagino queriendo dominar mis sentidos, busco
con mi mano el calor de tu clítoris encendido, mientras mis labios vuelven a
buscar los tuyos; en un momento desenfrenado nuestras caderas comienzan a
extasiarse y se mueven acopladas en un perfecto concierto de éxtasis, de ardor
y sutil frenesí. Y en el desenfreno abrazos, caricias, besos, gemidos,
quejidos en completa simultaneidad; la entrega calma mis ansías que me prohibían
pensar, que de solo imaginarte, percibirte o escucharte bloqueaban mis sentidos
más versados; y siento…y sentimos…el acoplamiento de nuestras almas y nuestros
cuerpos derretidos en una vehemencia precipitada y portentosa.
Siento
nuestra humedad y pienso e imagino…Hacer el recorrido de mis labios por tu
cuerpo nuevamente, hasta perderme en tu humedad, beberla, saborearla, mientras
me deleito en ti, siento mi corazón vivo latir en un galopante delirio al
compás de tus gemidos, que extasiados todos tus sentidos consiguen el clímax
total. No sé qué consecuencias traerá después ese momento desde mi imaginación
hasta la realidad de mis deseos, solo sé que imagino hacerte el amor sin
importar el lugar, el momento, el tiempo ni el espacio, quiero sentir en
cualquier parte del universo nuestras almas, nuestros cuerpos enlazados a
nuestros sentimientos, deseos y sentidos…aunque sea por un instante.
Gracias por tu colaboración, un excelente escrito y gustosa de compartirlo en el blog, que es de todas ustedes.
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